MI AVENTURA CHINA

El mes de septiembre es un mes de celebración para mí. Además de los eventos familiares y personales, este año se añade un hito importante para este blog: nuestro cumpleaños. Y es que sí, ya llevamos un año juntos en este viaje por el descubrimiento y el aprendizaje. Un viaje que, a pesar de sus 12 meses, ha pasado volando.

 

Hemos tenido tiempo para conocer algunos casos de éxito del grupo Alibabá, enterarnos de los pormenores de las bodas chinas, vivir nuestro primer año nuevo chino, conocer la cultura del color, las influencias musicales e incluso hablaros de mi experiencia con el chino mandarín. ¡Toda una aventura! Por ello, y antes de retomar la rutina del blog, quiero aprovechar para daros las gracias por acompañarme en esta aventura.

 

¡Mil gracias por vuestra confianza!

 

Y ahora sí, después de este pequeño agradecimiento, me gustaría hablaros de una vivencia personal que me ha cambiado a muchos niveles: mi aventura china.

 

¿Por qué he viajado a China?

 

 

Después de más de dos años estudiando el idioma, y como ya os adelanté en el post sobre mi experiencia con el chino mandarín, tenía claro que para terminar de asentar las bases de lo estudiado, necesitaba una inmersión total en su cultura y país. Así que, sin pensarlo mucho este mes de agosto me marché a China.

 

La verdad es que llevaba muchos meses rondándome por la cabeza la idea de aprovechar mis vacaciones para hacer un curso intensivo en el propio país, por lo que después de hacer números, cuadrar fechas y barajar opciones, me decanté por ir a Běijīng 北京 (Pekín). Una ciudad cosmopolita que, además, mantiene el esplendor y el encanto de la China tradicional.

 

Sin embargo, a la hora de tomar esta decisión, hubo un aspecto que me preocupaba bastante, la elección del centro de estudios. Y es que, a pesar de investigar mucho sobre el tipo de escuelas y planes de estudio, no dejaba de ser una decisión “ciega”. Así que, después de hacer una de mis famosas tablas comparativas de excel, opté por aquel centro que por trato, precio y ubicación me generó más confianza. Ahora sólo me quedaba cruzar los dedos y tener suerte.

 

Mi primera impresión del país

 

 

¡Pekinazo total! Es una expresión que había escuchado muchas veces a Nini, mi profesora de chino, y nunca había terminado de comprender. Fue poner un pié fuera del aeropuerto para darme cuenta de que mi experiencia en el país iba a ser muy diferente a como la había imaginado.

 

Me había preparado para el contraste cultural, para enfrentarme a un nuevo plan de estudios, a estar sola, al agobio de gente, a la alimentación, al calor….¡nada que ver! La realidad siempre supera a la ficción, y vaya si la supera…

 

Necesité unos tres días aproximadamente para adaptarme al nuevo horario, al calor insoportable, a sudar 24 horas al día, a la comida, a las 5 horas de clase diarias, al hostal…. ¡Hostal!, ¡en China!,  pero a pesar de todos los contratiempos, estoy muy orgullosa porque he conseguido una inmersión total en la vida china, he aprendido y le he sacado el máximo rendimiento a esta aventura.

 

Mi experiencia con el colegio

 

 

Cuando los wàiguórén 外国人 (extranjeros) viajamos a China en busca de cursos intensivos los colegios suelen adaptarse bastante a nuestras necesidades. En el caso de los adultos ofrecen la posibilidad de tener 3 ó 5 horas lectivas al día. Evidentemente, el precio varía en función de una u otra opción, pero en mi caso, y teniendo en cuenta que por motivos profesionales sólo contaba con tres semanas, opté por la más completa: 75 horas (5h al día).

 

En el caso de los niños la cosa es un poco diferente, ya que muchos colegios ofrecen “campamentos de verano”: un pack completo en el que además de las horas lectivas, que en este caso suelen ser 3, organizan actividades culturales por las tardes para favorecer su integración en el país. Quizá este es uno de los aspectos que más he echado en falta como estudiante adulto, aunque tampoco ha sido algo que una buena guía de viajes o internet no haya podido solucionar.

 

Si nos centramos en el tema horario, es crucial definir la temática de nuestro viaje antes de tomar esta decisión. Si tenemos claro que queremos sacarle el máximo rendimiento al curso, yo recomiendo realizar 5 horas lectivas, ya que como máximo a las 16h terminan las clases y tienes el resto de la tarde para disfrutar de la ciudad. Sin embargo, si tu intención es una mezcla entre aprendizaje y ocio, optaría por 3 horas al día, ya que como algunos templos y museos tienen un horario poco flexible, a mi me ha tocado aprovechar los fines de semana para verlos.

 

En cuanto a la metodología de estudio, la verdad es que es bastante diferente a lo que estoy acostumbrada en España. Allí potencian muchísimo la repetición y la memorística, por lo que el gran porcentaje del tiempo lo dedican a enseñar caracteres chinos o repetir una y otra vez las mismas estructuras gramaticales. No obstante, al final del curso lo agradecerás, ya que notarás una mejoría considerable.

 

Las clases, si así lo indicas, son todas en chino aunque sí que es cierto que algunas explicaciones suelen hacerlas en inglés (solamente entre un 15-20%). Esto hace que se desarrolle muchísimo el oído y se consiga una buena adaptación al idioma. De todas maneras, asegúrate de tener este aspecto bien atado antes de contratar el colegio, no vaya a ser que luego tengas sorpresas.

 

Por último, me gustaría daros un consejo. Si vuestra intención es hacer clases particulares, pero por motivos económicos se os va de presupuesto, la opción de 5 horas lectivas podría ser una solución. No hay mucha diferencia de precio con la más básica y la ventaja principal es que, al tener clases por las tardes, el número de alumnos es menor y al final son prácticamente clases particulares. En mi caso, sólo éramos dos alumnas y esto nos ha venido genial para potenciar tanto el habla como la pronunciación. Un extra que se agradece muchísimo. Además, al ser un entorno más reducido e íntimo, tienes la posibilidad de relacionarte mucho más con los profesores, conocer mejor su cultura y crear lazos que si se saben cuidar, pueden durar toda la vida.

 

Los resultados

 

 

Aunque parezca mentira, cuando llegué al país era incapaz de articular palabra y no entendía prácticamente nada del día a día. Sin embargo, a medida que pasaban las semanas el oído se me ha ido adaptando al idioma y he conseguido seguir sin ningún tipo de dificultad las clases. Además, un aspecto muy importante que me gustaría destacar es que, he conseguido hacerme entender en los mercados, tiendas y museos que he visitado. Y esto, tengo que decir que ha sido todo un reto.

 

En definitiva, estudiar en China es una experiencia 100% recomendable que me ha hecho aprender en muchos aspectos. No sólo he conseguido mejorar mi nivel de chino mandarían, sino que he aprendido muchísimo sobre su cultura, me he integrado en su día a día y me ha encantado darme cuenta de que, a pesar de todo, no somos tan diferentes.

 

Así que, sí, volvería al país para repetir esta experiencia con los ojos cerrados una y mil veces. Por lo tanto, si estás estudiando el idioma y quieres mejorar tus habilidades, no dudes en vivir esta experiencia aunque sea solo@. China es un país que te encantará.

 

Si te ha parecido interesante mi visión sobre los cursos en China compártela, y si necesitas más información no dudes en escribirme.

Nos vemos en la siguiente entrada.

再见

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